Uno no sabe, a ciencia cierta, qué gravedad tiene la ausencia de la sociedad humana en este planeta. Un programa de televisión que lleva ese nombre hace un recuento del deterioro que sufrirían las obras de la sociedad a lo largo de los siglos que nuestro mundo dejara de ser regido por nosotros. La verdad, no parece haber mayor consecuencia; ni falta que le hacemos al mundo.
Por supuesto, seamos como seamos, nos importa nuestra vida y su continuidad. Hemos vivido, a lo largo de los siglos, en dura competencia con la naturaleza, buscando siempre el modo de dominarla. Hoy, desde hace apenas 50 años, aprendimos que no es posible, que no es deseable ni necesario ese dominio. Vivimos porque la tierra vive. Esa simple verdad ha ido penetrando nuestro pensamiento en el corto lapso de medio siglo. Pero hay mentes que no lo aceptan. En realidad, hay intereses que no están dispuestos a ceder, por más incontrovertible que sea esa verdad.