Asamblea de apoyo a Bolivia

Un año después: verdugos con la misma estrategia, las víctimas más dignas que nuca

Fecha: 9 Sep 2009

El 10 de septiembre del año pasado, se vivió una de las páginas más violentas, al mismo tiempo que dignas, de nuestra historia tarijeña. Un día después se consumaba uno de los mayores genocidios en democracia, aquel sucedido en el departamento de Pando.
Un año después, los sectores conservadores y oligárquicos juegan la misma estrategia. Las víctimas de esa violencia están más dignas que nunca.
Un año después de la violencia golpista desatada por la articulación cívico prefectural nucleada en el CONALDE, recuerdo una nota radial que me tocó el alma, por su dolor, por su dignidad, por su convicción.

Llegaban todavía las noticias confusas de la masacre de Porvenir en Pando. Llegaban los primeros campesinos sobrevivientes a Cobija para ser atendidos en el hospital. El racismo radical al que empujaron personajes como Leopoldo Fernández, Mario Cossio, Rubén Costas, Ernesto Suárez o Branko Marinkovic era tan extremo que hordas de sicarios –no se les puede decir de otra manera-, seguían golpeando campesinos e indígenas en esos centros de salud.

En medio del dolor e impotencia que sentía en ese momento escuché un despacho radial desde Cobija, un periodista entrevistaba a un campesino sobreviviente de la masacre y que acababa de ser otra vez golpeado en el hospital. Relató en medio de su llanto lo sucedido, a mi también se me caían las lágrimas. En medio de tanto sufrimiento emergió la dignidad de un pueblo que sabe que hoy más que nunca es constructor de su propia historia, que hoy más que nunca estamos ante la posibilidad histórica de un país más equitativo, justo, incluyente, digno y, sobre todo, NUESTRO. Ese señor, emergido del dolor, de la masacre, de la humillación, de los golpes racistas y arteros, dijo al finalizar la entrevista: “yo quiero decir, que seguimos aquí, que no nos iremos, que el proceso de cambio seguirá aunque me maten a mí también”. Esa dignidad es ya un monumento a la vida.

Esas víctimas, las asesinadas brutalmente en Pando, las heridas, las perseguidas y golpeadas, las que defendieron el mercado campesino y la Federación de Campesinos en Tarija, las que resguardaron las instituciones del Estado tomadas violentamente por la derecha radical, las que sufrieron insultos, humillaciones y golpes sólo por ser indígenas. Las personas que se negaron a salir a las calles a pesar de la presión fascista  de las autoridades prefecturales y cívicas ligadas al CONALDE. Todas esas personas, cada una de ellas tiene una historia que contarnos, pero principalmente tiene un rostro lleno de dignidad que alimenta esta posibilidad de seguir construyendo esta otra Bolivia posible.

Ellos saben y nos lo mostraron, que en medio del dolor había el espacio para una sonrisa, no de burla, sino de satisfacción porque se sabían victoriosas, porque se saben justas y dignas, porque sabían que la rabia “patronal” de las élites sería derrotada.. Así fue, en septiembre la ofensiva violenta de estos sectores fue derrotada. Las víctimas, un año después, están más dignas que nunca.

¿Y el CONALDE? Ya no se llama así, se disfraza de Plan Progreso y sigue su misma estrategia.. Junta a dos verdugos como candidatos, dos “patrones” que sólo optan por la violencia. Uno, Reyes Villa, vinculado a las dictaduras y principal aliado de Goni en las masacres de septiembre y octubre del 2003. El otro, Leopoldo Fernández, el principal patrón que guió la masacre de Porvenir y hoy está en la cárcel por ese hecho. Detrás de ellos, el mismo séquito de hace un año: Mario Cossio, los dirigentes cívicos de Santa Cruz, Ernesto Suárez y lo que queda del grupo de Rosza Flores.

Van a las urnas, pero su naturaleza es de violencia. Sus candidatos  a la presidencia y vicepresidencia, sus listas de aspirantes a la Asamblea Legislativa Plurinacional son la mejor expresión de una constatación cada vez más frecuente: no tienen propuesta de país, Bolivia no les interesa, sólo van a defender sus intereses en una lógica violenta, patronal y separatista.

Para su desgracia, cómo hace un año, las víctimas, el pueblo boliviano, las mayorías de este país están más dignas que nunca. La violencia disfrazada de democracia cosechará una nueva derrota. El pueblo ya no olvida.

Mario Rodríguez I.